El senador conservador solicitó al Legislativo acatar el mensaje de urgencia del proyecto de ley para estabilizar los costos de los insumos agropecuarios.
El mensaje fue enviado el 25 de octubre por el Gobierno Nacional.
El congresista aseguró que el campo colombiano no puede ser competitivo mientras se mantengan los altos costos actuales de fertilizantes, plaguicidas y otros productos necesarios para la producción agrícola.
Bogotá D.C. 2 de noviembre de 2021
“Ni el campo colombiano aguanta más abusos en los costos de los insumos agropecuarios ni la canasta familiar resiste más incrementos”, con este mensaje, el senador Miguel Ángel Barreto Castillo alzó su voz una vez más para defender a los campesinos y a los consumidores.
Además, hizo una petición a sus colegas parlamentarios: “Invito al Congreso de la República a que acojamos rápidamente el mensaje de urgencia que nos envió el Gobierno Nacional”.
El senador hace referencia al mensaje de urgencia sobre el proyecto de ley 232 de 2021 presentado el pasado mes de octubre por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, que busca, por medio de la institucionalidad, lograr una estabilización de los insumos y la creación de un fondo para cuando se requiera apoyar a los productores.
“El sector agropecuario nos necesita. Trabajemos para volver competitivo el campo colombiano. Nuestros campesinos están produciendo a pérdidas, sus bolsillos están desocupados. Trabajemos desde el Congreso de la República y pongámonos la camiseta por nuestros campesinos”, puntualizó el legislador que ha defendido el producto #SientoPorCientoColombiano, haciendo alusión a que esto, además de un tema de seguridad alimentaria, se conecta con un sentimiento patrio.
El mercado de insumos agropecuarios mueve anualmente cerca de $4,94 billones de pesos. Con el incremento en el precio del dólar, entre otros factores, los insumos han sufrido alzas que impactan directamente a los productores. Lo anterior, adicionalmente, es determinante en la fijación de los costos de los alimentos que llegan al consumidor final, lo que amenaza con disparar los productos básicos de la canasta familiar.